Hola Graciela,
No tienes que pedir disculpa por nada. Veo en lo que dices cierta confusión y desesperanza.
Intentaré explicarme: No niego en absoluto la bondad de la Caridad, ni el hecho del obrar caritativamente; eso muestra la grandeza de corazón y la compasión del que lo practica. Es cierto que si pudiéramos encarnar el Amor pleno, sin el mínimo asomo de temor, en nuestras vidas a través de la compasión y caridad absoluta y total, el mundo se trasformaría, pero eso es tanto como llegar, cada uno de nosotros, a transformarnos en el Cristo.
En mi exposición abordo la transformación interna, pero para llegar a ella no debemos obviar ser conscientes de los errores y maldades que, si bien, no cometemos directamente, aceptamos sin afrontar ver nuestra complicidad. “Ellos” expolian a los pueblos, tras la opaca mascara de nuestros ojos.
Reconocer este manejo que “se hace de nosotros” es preciso y decisivo para que el Mundo sea transforme realmente para mejor.
Afectuosamente Eves